Tengo dos hermanos dos hermanos no-natos convertidos en cristal y llanto
alargo la mano para alcanzar otra mano que aunque no está sé que vendrá
mientras tanto acaricio a un gato negro y blanco
no tengo lágrimas porque él se las come
deseo gritar pero no puedo
las paredes de mi cuarto son sordas e inestables
quietas y ciegas se alzan ante mí y si quiebro el exigido y granítico silencio se abalanzarán sobre mí
abro mi boca y entran pelusas como si fueran aviones para desahuciar el grito
de ella sale sangre seca
yo me estoy ahogando y nadie puede verlo porque nadie es ciego y sordo
soy el corcho sobre el que una niña clava y clava y clava sus rosados punzones
está marcando en mi pecho una mariposa con la forma que las nubes recortan en el cielo
la lengua late sabe a óxido siento que va a reventar
por eso la retengo entre la imperfecta muralla cálcica que me han construido y que un día derribaré con nitroglicerina
no puedo llorar
el gato que tengo a mi lado duerme y mordisquea mis lágrimas
con los párpados aún unidos y con las pestañas calvas descanso
y dejo que la niña siga conmigo jugando.
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