cuando tu hogar está en todas partes

En los ojos tienes
margaritas muertas que nadie quiere ver.
Los girasoles cuando tú pasas cerca
al sol sus brazos cierran.
Todo el peso ha regresado a tu cuerpo
y tus pies anclados quedan al suelo.
Ya no flotas,
ya no bailas, a tu boca
le cuesta mantener el equilibrio
y el color en su sitio.
Cuentas una, dos, tres baldosas
pero al llegar a la séptima te cansas.
Es duro volver a casa
cuando el calor sólo lo encuentras
bajo la luz de una farola cualquiera.
Es duro cuando casa no implica hogar.

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